Exalumnos del Colegio Espíritu Santo unen fuerzas para reabrir la institución en agosto
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Exalumnos del Colegio Espíritu Santo unen fuerzas para reabrir la institución en agosto
El pasado 26 de mayo, el monseñor Valeriano Miguélez le envió una carta a la comunidad escolar anunciando el cierre de la institución tras 80 años de servicio. En la misiva, el religioso aludió a que la decisión fue tomada por “todas las situaciones” ocurridas en los últimos años.
Ante la noticia, los profesionales y retirados tomaron la iniciativa de “salvar” el colegio, en un intento de retribuir la enseñanza y los valores que recibieron en sus años escolares.
Tailleen Arias, una de las integrantes del grupo, indicó en entrevista con El Nuevo Día que ya conversaron con el arzobispo Roberto González Nieves, quien habría aceptado recibir una propuesta sobre las instalaciones del colegio, que le fue enviada el pasado 7 de junio y recibida por la Superintendencia de Escuelas Católicas.
Posteriormente, se reunieron con Marcos Avilés, custodio de la propiedad hasta el próximo 30 de junio. Actualmente, la arquidiócesis estaría a la espera de tomar posesión de las instalaciones.
“Hicieron las recomendaciones para que el arzobispo apruebe la recomendación de precios”, sostuvo Arias.
El Nuevo Día se comunicó con el portavoz de prensa de González Nieves, Samuel Soto Alonso, para obtener una reacción y conocer en qué etapa del proceso se encuentra, pero, hasta la publicación de esta nota, no se obtuvo respuesta.
“Abre o abre”
Sin embargo, los egresados están enfocados en tener la matrícula suficiente para que el colegio reinicie operaciones en el año escolar 2022-2023. Ante esto, idearon dos planes de acción.
“El Plan A es operar desde un lugar satélite en el área de Tres Monjitas, en San Juan. La planificación inicial es tener 60 estudiantes y darles servicio de séptimo a duodécimo grado. Si se abre la oportunidad y hay un grupo de al menos ocho estudiantes de un año escolar específico, se podrían añadir unos grados más”, indicó Humberto J. Buitrago.
De acuerdo a comunicaciones enviadas a la comunidad escolar, este local está ubicado en la calle Federico Acosta, en Hato Rey. Su uso y costo sería una donación de un exalumno de Espíritu Santo.
“Mientras, el Plan B es que, de darnos la sede del colegio, nosotros, inicialmente, vamos a pagar una renta con miras a comprarlo. Pero, por el corto tiempo, estamos mirando más el Plan A”, aceptó el oficial de Ejército retirado.
“El colegio abre o abre. No necesitamos aprobación de nadie”, añadió Arias a este medio.
La profesional alegó que, al momento del anuncio sobre el cese de operaciones, le habrían brindado “información equivocada” a Miguélez y que la institución tenía más de 40 estudiantes matriculados.
La propuesta que tienen hasta el momento apunta a que el proceso de matrícula se llevará a cabo entre 5 y el 15 de julio, la que tendría un costo de $700 que cubriría desde agosto hasta mayo. Mientras, la mensualidad sería de $360.
“En caso de haber matriculado a su(s) hijo/a(s) en otro colegio y haber realizado pago, se le dará crédito, el mismo mediante presentación de evidencia/comprobante de pago”, reza una publicación realizada en la página de Facebook SAVE CES, que han establecido como su medio de comunicación formal con la comunidad escolar.
Por su parte, Lizzie Pérez apuntó a que el colegio posee la acreditación de la Middle States Association, vigente hasta el 1 de enero de 2027, y que “es transferible”.
La propuesta actual indica que, en cuanto al modelo académico, se implementará el programa STAR, que incluye pruebas para lectura, matemáticas, alfabetización temprana y evaluación personalizada.
Además, aplicarán una educación diferencial y que se especializarían en matemáticas y empresarismo.
Cyndia Guardiola, otra de las que lidera la iniciativa, aseguró que podrían abrir incluso con un mínimo de 50 estudiantes matriculados y que las especialidades podrían ir cambiando, de acuerdo a las necesidades del estudiantado.
“Queremos preparar estudiantes que ayuden a echar adelante este país. Crear una escuela moderna y exitosa que pueda producir ciudadanos que mejoren nuestro país”, anheló.
Nueva administración
Los exalumnos que lideran la iniciativa de reapertura aprobaron el pasado 17 de junio crear la Fundación Colegio Espíritu Santo, sin fines de lucro, que establecerá una estructura administrativa para que el instituto continúe operaciones.
Aunque la fundación será independiente de la Arquidiócesis de San Juan, continuarán la enseñanza basada en las creencias y doctrinas de la Iglesia católica.
“La administración es toda nueva, transparente y con la participación de los padres”, resaltó Buitrago.
Por su parte, Arias aseguró que tienen “maestros comprometidos”, que laboraron en el colegio hasta el anuncio de su cierre, y que estarían comprometidos a “trabajar para hacer historia en Puerto Rico”.
Asimismo, poseen un listado de educadores prospectos que estarían interesados en laborar.
Denuncian robo de materiales
El grupo ya cuenta con $25,000 donados por un exalumno de Espíritu Santo que utilizarán para “poner en orden” la infraestructura de la escuela. De ser necesario, la misma persona, de quien no ofrecieron detalles, daría un monto adicional como préstamo, pero sin intereses.
Los organizadores, además, poseen varias actividades para recaudar fondos para subsidiar las operaciones del colegio y pagar, de ser necesario, el préstamo que les otorgue el exalumno.
“El sacerdote (Miguélez) me dijo que está dejando todo arreglado para que quien tome posesión del espacio puedan manejarlo correctamente”, dijo Arias.
No obstante, denunciaron tener fotos de personas que han estado extrayendo materiales escolares del colegio como: pupitres, una nevera del gimnasio y aditamentos de laboratorios, según reportes y exestudiantes que viven en la zona.
“Yo fui personalmente a verificar y los pupitres estaban afuera y siendo entregados”, aseguró Arias.
“El colegio nos dio lo que somos...”
Guardiola, quien regreso a Puerto Rico en 2019, luego de haber sido administrativa escolar en Miami, donde, contó, atravesó en 2008 por una situación parecida causada por un éxodo que provocó una merma en las matrículas.
“El arzobispo decidió que no cerraría los colegios. Cambiaron el enfoque para que pudieran competir y tuvieron éxito... Me gustaría entender del arzobispo (González Nieves) cuál es su compromiso con las escuelas católicas de la Arquidiócesis de San Juan para tener éxito. Históricamente, las escuelas suben y bajan de matrícula —por pandemia, situaciones económicas, guerras, situaciones fuera del control— y hacemos ajustes y seguimos adelante”, dijo.
Los entrevistados puntualizaron en que las más de 100 personas que se han ido uniendo a los diversos comités que han creado, para aportar su experiencia en distintos ámbitos, lo hacen desinteresadamente.
Una petición en la plataforma Change.org ha recabado 1,067 firmas que piden que el colegio no cierre sus puertas.
“Una de las razones primordiales por las que nosotros estamos llevando esta meta es porque el colegio nos dio lo que somos y queremos devolvérselo. No tenemos ningún interés personal de lucro... sino ayudar a mantener el espíritu del Espíritu Santo”, señaló Buitrago.
También, manifestaron que creen en la enseñanza y valores que ha enseñado la institución desde 1942 y de la cual han egresado “gente muy prominente”. Buitrago destacó a José Andreu García, quien fue presidente del Tribunal Supremo entre 1992 y 2003; Hernán Padilla, alcalde de San Juan de 1977 a 1984; y Agnes B. Suárez, expresidente del Banco de Desarrollo Económico.
“Han demostrado un bagaje de decencia”, dijo el militar retirado.
Por su parte, Arias resaltó que varios de los que lideran la iniciativa de reapertura son puertorriqueños que han regresado recientemente al archipiélago con ganas de aportar.
“Nos hemos preocupado enormemente con lo que está pasado en la educación del país. Sabemos que hay baja de estudiantes, pero, para la clase media, que no pueden pagar otros colegios privados, es la única manera de darle las mismas oportunidades”, opinó.
Mientras, Guardiola afirmó que, si la institución se hubiera acercado a los miles de egresados del colegio, la situación sería distinta.
“Por ahora, lo que queremos es salvar al colegio, estamos aquí dispuestos y lo hacemos de todo corazón y con la esperanza que nos respalden los estudiantes, los padres, los exalumnos, la arquidiócesis y la comunidad, que se beneficia que el colegio esté ahí”, destacó.